(*Mindful eating)
La práctica de Mindfulness tiene el poder de liberarnos de hábitos automáticos, poco saludables.
Es posible entrenar la mente para estar presentes mientras comemos y aprender a desactivar el «piloto automático» por un tiempo, de manera que la mente permanezca atenta al acto de comer. Se trata de permanecer atentos/as a lo que estamos comiendo, en vez de inmersos en un sinfín de pensamientos mientras que el cuerpo sigue comiendo de forma automática, sin percatarnos muy bien de los sabores ni de lo que estamos ingiriendo.

Es más, en ocasiones cuando atravesamos etapas de tristeza, estrés o ansiedad, se intenta encontrar un alivio momentáneo del malestar que se siente desarrollando hábitos poco saludables. Uno de ellos puede ser comer de manera compulsiva o inconsciente, lo cual puede conducir a comer más de lo que necesitamos y a desarrollar problemas de alimentación. Es la llamada «hambre de corazón«: comer para llenar un vacío emocional, algo que nos duele. El sobrepeso o la tan de moda obesidad, así como problemas digestivos, pueden aparecer como consecuencia.
Comer con atención plena es llevarse bien con la comida, dejando de responsabilizarla de las alegrías o tristezas, y otorgándole el valor de fuente de vida y nutrientes que tiene para la salud. Aun sin tener problemas de alimentación, puedes ampliar tu práctica meditativa y llevar la atención plena al acto de comer, así ser más consciente de tu apetito y tener una relación armoniosa con la comida.

Sintonizar mente y cuerpo mientras comemos, supone una mejoría en la relación con la comida de la que nos nutrimos y como consecuencia podemos disfrutarla más.
Significa prestar atención plena a lo que estamos comiendo. Pero, una vez más, se trata de prestar una atención especial: libre de juicios y críticas, dejándonos sorprender por lo que se observa, como si fuese la primera vez que tenemos la suerte de ingerir esos alimentos.
La atención plena es lo contrario a dar la vida por sentado. Encarnando una actitud de apertura, libre de prejuicios que impiden dejarse sorprender por lo que nos pasa, podemos saborear plenamente los alimentos, sintiendo gratitud por tenerlos y haciendo consciente el proceso de comer.
Te propongo estos 4 pasos para comer con atención plena:
1. Observar la sensación de hambre
El primer paso es detectar qué nos lleva a comer. Cada vez que comes pregúntate: ¿Qué me lleva a comer? ¿Tengo hambre?
Normalmente, el ritmo desenfrenado de la jornada nos mantiene inmersos en un ajetreo de emociones y sensaciones, entre las cuales se hace difícil distinguir claramente cuál es cuál, y muchas veces comemos por impulso o porque ha llegado la hora de comer. Mindfulness nos enseña a parar y a observar las sensaciones corporales, habilidades necesarias para saber reconocer la sensación de «tener hambre».
Los alimentos del corazón son la comprensión, la aceptación y el afecto. No puede alimentarse de comida un sentimiento de tristeza o de ansiedad. Sin embargo, comer con atención plena ayuda a intensificar la experiencia que se observa plenamente y a disfrutar más cada bocado.
2. Bebe agua
Es fácil confundir la sed con el hambre. Beber agua es una buena forma de saber qué es lo que realmente está necesitando el cuerpo.
3. Elige un lugar tranquilo: sin distracciones.
Comer en el trabajo, mientras miras la pantalla o contestas a innumerables wassaps, te desconecta del presente. Es tener el cuerpo ocupado con un acto (comer) y tener la mente en otro lado (lo que lee, piensa o dialoga internamente). Es precisamente lo contrario a estar en el aquí y ahora, en el momento presente.
Elige un lugar tranquilo, sin muchas distracciones. Apaga la tele si tienes una cerca y evita mirar el móvil o atender llamadas. Como un foco que ilumina un punto en una habitación a oscuras, el foco de la atención sólo puede iluminar plenamente una cosa a la vez.
4. Come con atención plena
Pon conciencia plena en el acto de comer. Mantén tu mente atenta a los alimentos y a las sensaciones que vas sintiendo cada vez que das un nuevo bocado. Come con calma, despacio, sin engullir. Déjate sorprender por los sabores y sensaciones, siente como tu sensación de hambre se va transformando y dale tiempo al cuerpo para informarte del estado en que se encuentra a medida que comes.
